Los Anasazi y sus muchos misterios

Cultura antigua
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Son cientos, seguramente miles las distintas culturas que han ido poblando nuestro planeta desde que el ser humano consiguió erguirse y empezar a crear sus propias señas de identidad. En cada región, en cada continente, la evolución social y cultural se ha dado de una forma totalmente distinta, llegando incluso a un desfase de varios cientos de años entre lo que se vivía en África o América y lo que ya estaba floreciendo en Europa. Las circunstancias, el entorno y las posibilidades de cada pueblo y cada cultura componen finalmente la forma en la que estas se desarrollan, y en buena medida, también la forma en la que estas dejan su legado para el resto del mundo. Por ejemplo, conocemos mucho sobre las culturas asiáticas y europeas de hace milenios atrás gracias a la escritura, a la conservación de ciertos textos que nos han llegado hasta nuestros días. Pero, ¿y si hay culturas que no utilizaban la escritura de esa forma, sino otros métodos?

Los egipcios, los antiguos paganos, tenían sus propios métodos de escritura basada más en símbolos que en un abecedario propiamente dicho. Sin embargo, se conoce mucho de su historia gracias al legado que los historiadores antiguos dejaron de ella, al tener tan cerca a estas culturas. Cuando viajamos a América, sin embargo, todo se vuelve más difuso, ya que en la mayoría de casos, lo que se sabe de las civilizaciones y culturas precolombinas es gracias a los restos encontrados, sus templos, sus yacimientos. La arqueología cumple un papel fundamental para arrojar luz a todo ese pasado a través de esos descubrimientos, pero hay ocasiones en las que la falta de recursos o de información se convierte en una traba casi insalvable. Es entonces cuando el misterio se hace cargo frente a la historia, como ocurre con los Anasazi.

Historia de los Anasazi

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Los Anasazi fueron una cultura amerindia que vivió  en el sudoeste americano, en la zona comprendida entre Colorado, Utah, Nuevo México y Arizona, desde el siglo VII al XIV, aproximadamente. Toman su nombre de la palabra que el pueblo navajo utiliza para referirse a los pueblos viejos, sus propios antepasados en la zona. Podríamos afirmar pues que, salvando la evidente brecha temporal y genética, los Anasazi fueron los antepasados de varios de los pueblos amerindios actuales, como los hopi, seguramente sus últimos vestigios sobre el planeta. Se implantaron en la zona del Gran Cañón hasta los acantilados de los grandes ríos. Algunos de sus yacimientos siguen siendo hoy en día Patrimonio de la Humanidad, gracias a la labor de la Unesco. El principal es Mesa Verde, ubicado precisamente muy cerca de Four Corners, el legendario lugar donde los cuatro estados antes descritos se unen.

Era un pueblo bastante avanzado con respecto a sus coetáneos en la zona, aunque no dejaron un solo vestigio de escritura, para conocer cómo era su vida. La arqueología, sin embargo, se ha basado en sus yacimientos y en lo que se encuentra en ellos para tratar de entender mucho mejor cómo vivían estos Anasazi. Se calcula que estuvieron durante unos siete siglos en la zona, aunque como es natural, su época de apogeo solo duró unos doscientos años. Ya a finales del siglo XIII la cultura tiene que replegarse hasta Río Grande, donde permanece durante unas pocas décadas más en poblados muy básicos. Poco antes de la llegada de los exploradores europeos, la cultura Anasazi desaparece prácticamente sin dejar rastro. De hecho, solo en los últimos dos siglos hemos tenido constancia de su existencia, gracias al descubrimiento de sus yacimientos principales. Las casusas de su desaparición siguen siendo hoy en día un auténtico misterio.

Cómo vivían los Anasazi

La cultura Anasazi vivía de una forma bastante frugal y de hecho, llevaron a cabo su propia sedentarización cuando llegaron a ciertos zonas del sudoeste americano, después de haber sido cazadores nómadas durante varios siglos. Los Anasazi comenzaron a plantar algodón, a criar ganado y a asentarse en pequeños poblados de esa región, en casas muy básicas pero resistentes, ya que todavía se conservan algunas de ellas. Recolectaban, cazaban y tenían también una cultura bastante desarrollada, como veremos a continuación. Se agrupaban en pueblos en los que podían llegar a vivir un centenar de personas, y tenían relaciones con las tribus cercanas, e incluso se piensa que con otros pueblos mesoamericanos algo más lejanos geográficamente hablando.

La cultura Anasazi

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Gracias a los restos encontrados en los yacimientos, especialmente en Mesa Verde, se sabe que los Anasazi tenían un concepto de cultura y religión bastante avanzado en comparación con su forma de vida, todavía bastante primitiva. Desarrollaron un gusto especial por la alfarería, y también un sistema de creencias que, todavía incompleto en nuestros días por falta de fuentes directas, ha maravillado a los expertos. Eran capaces de estudiar y entender los desplazamientos solares, realizando incluso espirales en las paredes, en forma de dibujos, que podrían ser calendarios rituales rudimentarios. La cultura Anasazi dejó rastro de sus creencias en las paredes de sus casas y cuevas, en forma de petroglifo, a veces muy realistas y otras mucho más simbólicos, que todavía no han podido ser descifrados.

Demonios Anasazi

Como todas las culturas de su tiempo, los Anasazi tenían una fuerte creencia en el mundo sobrenatural, en lo que hay más allá de lo que podemos ver. El corte animista de su religión tiene sentido en el contexto de ser antecesores de los pueblos amerindios actuales, que siguen considerando sagrados a los espíritus animales y naturales, por ejemplo. Pero no todos esos espíritus son benevolentes, claro está. Los Anasazi también creían en la existencia de espíritus malvados, demonios con forma animal especialmente que podían maldecir al pueblo, o a cualquiera que osara irrumpir en uno de los santuarios. En la película americana The Darkness se trata el tema, de una manera algo frívola, eso sí, para explicarnos la intensa experiencia de terror que una familia sufre después de llevarse cinco piedras sagradas de un antiguo santuario Anasazi.

Publicado el 17 enero, 2020 por Eduardo