La necrópolis ibérica de Tútugi

Yacimientos
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España puede enorgullecerse de ser un país con una historia extensa, gloriosa, con sus luces y sus sombras como cualquier otro territorio, pero muy rica en la llegada de distintas civilizaciones que han ido dejando su propia impronta en la piel de toro. Hasta no hace tanto, nuestro país era un crisol de culturas donde las tres principales religiones abrahámicas coexistían en ciudades como Toledo o Granada. La imposición del cristianismo cambió un poco todo ello ya en el siglo XV, pero todavía nos queda toda esa influencia de tantas culturas diferentes a nuestro alrededor. Hay ciudades en nuestro país que han sido fundadas por musulmanes, fenicios, romanos y cristianos, con todo lo que eso conlleva. Dar un paseo por cualquier lugar antiguo es encontrar esas huellas del pasado, que no debemos borrar, sino abrazar para entender mejor cómo hemos llegado hasta aquí.

Existen en nuestro país, especialmente en la zona de Andalucía, numerosos vestigios de aquellos primeros habitantes que se  podrían considerar realmente íberos. De hecho, esa cultura, nacida íntegramente en nuestro país, se desarrolló prácticamente por toda la península, siendo una de las principales civilizaciones que fundaron ciudades en nuestra península, hasta la llegada de los romanos. Encontramos muchísimos restos íberos por toda España, pero seguramente sus necrópolis sean los yacimientos más importantes y espectaculares, al tratarse de los lugares de enterramiento habitual de este tipo de cultura. Existen muchas necrópolis íberas por aquí, pero sin duda una de las más grandes y populares es la de Tútugi, ubicada en el municipio de Galera, en Granada, el sur del país. Aquí te vamos a hablar más a fondo de este precioso y enigmático lugar, que es considerado como uno de los más importantes vestigios de la civilización íbera.

Investigaciones y descubrimiento

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El descubrimiento de esta necrópolis seguramente se sitúe a principios del siglo XX, ya que en el año 1916 se toman los primeros registros de la misma, en las memorias de las primeras excavaciones realmente arqueológicas y oficiales que se dan en ella. Anteriormente, sin embargo, la necrópolis había sufrido ya varios expolios. Para protegerla, en 1918 se deriva su investigación y su excavación al Estado. Una vez el gobierno se hace cargo, designa al experto Juan Cabré para que lleve a cabo el estudio del lugar, así como la obtención de materiales, para determinar su origen y datación. Es así como se pone en valor esta necrópolis, considerada como una de las más grandes e importantes de la península.

Sus diferentes espacios

La necrópolis aparece muy cerca del antiguo poblado íbero de Tútugi, formando parte del mismo como un espacio importante ya para esta cultura, tanto a nivel social como a nivel simbólico. Se encuentra tres zonas diferentes dentro de la necrópolis. La primera de ella, la Zona I, es la más grande y actualmente ya es visitable, gracias a la limpieza  y adecuación que se realizó a principios de este siglo. Dentro de la misma hay otras tres subzonas muy bien delimitadas, seguramente para separar unas sepulturas de otras. Hay unas 88 tumbas en esta zona. La Zona II se extiende en el margen del río Huéscar, a través de cerros y explanadas, y se calcula que hay 38 túmulos en ella. Por último, la zona III es la menos vistosa de todas, ya que su excavación no concluyó del todo. Se pueden observar algunos nichos y huecos para las urnas, así como algunos nuevos túmulos bastante erosionados.

Diversas sepulturas

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Se calcula que solo entre las zonas I y II de la necrópolis podemos encontrar más de un centenar de tumbas, muchas de ellas ornamentadas y monumentales, por lo que su valor es altísimo. Las sepulturas podían estar excavadas al aire, o también en túmulos, grandes recintos que funcionaban como una especie de mausoleo primigenio. También había huecos para las urnas funerarias, muy habituales también en este tipo de necrópolis. De hecho, los íberos fueron uno de los primeros pueblos de la península que desarrollaron un espacio determinado para el enterramiento, convirtiéndose en un lugar muy importante tanto social como culturalmente para aquellos poblados. La necrópolis de Tútugi es perfecta para comprobarlo.

Objetos encontrados

Gracias a las excavaciones realizadas ya hace un siglo se han ido encontrando numerosos objetos pertenecientes a la cultura íbera, tanto en la propia necrópolis como en el poblado cercano. Se sabe que antes de las excavaciones arqueológicas hubo muchísimo expolio en la zona, así que lo que se ha conseguido recuperar puede ser solo una parte de todo lo que allí podía encontrarse. Hay urnas funerarias, por supuesto, pero también obras de alfarería, como vasijas o grandes contenedores. Igualmente, los broches de metal y otros utensilios del mismo materiales dan una idea de cómo era la vida de estos íberos en cuando a su vestimenta y a la utilización de herramientas. Hablamos de una época antigua, el siglo VI a.C., donde todavía había muchos pueblos viviendo prácticamente como en la Edad de Bronce.

Valor patrimonial

Ya en su momento, cuando fue descubierta, la necrópolis de Tútugi consiguió destacar por su valor patrimonial, algo que también tuvo que ver con el hecho de que fuera el propio Estado el encargado de analizar lo que allí se había encontrado. Hoy en día supone uno de los yacimientos íberos más importantes, y gracias a las últimas labores de adecuación, realizadas en las dos décadas más recientes, esta maravillosa necrópolis ahora puede ser visitada, incluyendo su centro de interpretación. No es que sea un recorrido demasiado grande, pero es cierto que supone una mirada al pasado cuanto menos interesante, sobre todo para acercarnos a esa civilización, la íbera, que parece quedar a veces en un segundo plano cuando hablamos de la historia de nuestro país.

Publicado el 17 marzo, 2020 por Eduardo