Cuando pensamos en nuestros primeros antepasados, en aquellos homínidos que empezaban a dejar atrás los árboles y que se erguían tratando de encontrar su lugar en un mundo tremendamente hostil, siempre los imaginamos fieros, fuertes, pensando todo el tiempo en cazar y en proteger a sus seres queridos. Esa visión de la gente prehistórica no está ni mucho menos equivocada, pero es cierto que dejamos a un lado toda la parte más espiritual, la más interesante seguramente de toda aquella era de nuestra sociedad. Y es que estamos en los albores del pensamiento mágico o espiritual, y también de la pura representación artística de la imaginación, o de las cosas y animales que veíamos entonces, para trasladar esas ideas de nuestra mente a un soporte físico en el que pudieran mantenerse por mucho tiempo. Es aquí donde surge el arte, en su forma más prehistórica, con las pinturas rupestres.
Hablamos de representaciones muy básicas, pero aun así tremendamente interesantes, tanto de grupos de personas como de animales, símbolos y demás, normalmente realizadas sobre las paredes de piedra de una cueva o una caverna, un lugar donde podían perdurar, ya que estaban protegidas de los agentes externos de la naturaleza. Junto a las pinturas, que se solían realizar con pigmentos de plantas y grasa de animales, encontramos también muchas muestras de escultura o petroglifos sobre esas mismas paredes, incluso simbología creada a través de la abrasión sobre la roca, un método sofisticado que viene a refrendar la idea de que este tipo de sociedades no eran tan atrasadas como imaginamos, y que tenían una idea ya desarrollada de lo artístico y lo trascendental. Hoy te vamos a hablar un poco más a fondo de las pinturas rupestres.
Qué son pinturas rupestres
Se trata de pinturas realizadas en la época prehistórica, sobre paredes de roca, de ahí su nombre. Suelen ser representaciones bastante básicas y no muy estilizadas de animales, personas o incluso situaciones de la vida cotidiana. Estas pinturas rupestres han sido siempre consideradas como una parte importante de la primera oleada artística del ser humano en el planeta, porque además se han encontrado pinturas de este tipo, en diferentes épocas, en todos los continentes exceptuando la Antártida. Las más antiguas se encuentran en Europa, especialmente en Francia y España, aunque los descubrimientos sobre este tipo de pinturas se siguen dando prácticamente cada año y eso puede hacer cambiar toda la visión que tenemos sobre ellas.
Las pinturas rupestres más antiguas
El arte rupestre comenzó a tener importancia en el siglo XIX, con el descubrimiento de numerosos yacimientos y cuevas en las que se encontraron pinturas en las paredes. Aquello ayudó también a entender mucho mejor cómo había sido la evolución de nuestra propia especie, dotando de una mayor inteligencia, gracias a la capacidad de representación, a estos antecesores nuestros. El descubrimiento de las pinturas de Lascaux, en Francia, y Altamira, en España, supuso también un salto cualitativo enorme en el estudio de este arte prehistórico, puesto que apuntan directamente a un periodo muy anterior al que se pensaba que pertenecían estas obras de arte sobre roca, llevándolas hasta hace 40.000 años, en plena era de la última Glaciación.
A día de hoy, Altamira y Lascaux se siguen considerando los centros más importantes de arte rupestre del mundo, aunque es cierto que son muchos los lugares que, en este último siglo, se han descubierto pugnando por ser los más antiguos con estas pinturas. En la parte norte de Australia se han encontrado pinturas aborígenes que podrían tener más de 50.000 años, según los expertos. También Sudáfrica ha aparecido recientemente una roca con dibujos y símbolos pintados, que podría tener 75.000 años de antigüedad. Si bien estos ejemplos son impresionantes, el estudio que ya se ha realizado sobre Lascaux y Altamira las sigue dejando en una posición destacada como centros de arte prehistórico, por lo bien conservadas que estaban las pinturas y el gran número de ellas que se encontraron en estas cuevas. ¿Y por qué realizarlas aquí adentro?
Cómo y por qué se realizaban
Se sabe que los seres humanos, en aquella época, no solían vivir en las cuevas o las cavernas, mucho menos a una distancia tan grande del exterior, puesto que muchas salas con estas pinturas se encuentran muy profundas dentro de este tipo de aberturas en la tierra. Sin embargo, las paredes de las cuevas eran el sitio predilecto para que los primeros artistas rupestres dejaran muestra de sus pinturas. ¿Por qué sucedía esto? Pues sencillamente porque nuestros antepasados seguramente consideraban que estos lugares eran como templos en los que se podía pedir a los dioses o a los espíritus ayuda para tener una buena caza, por ejemplo. De ahí que la mayoría de representaciones que encontramos en estas paredes tengan que ver con animales como bisontes o ciervos, parte de la caza principal de los hombres prehistóricos.
Se puede entender, por tanto, que estas pinturas representaban algo así como una ofrenda especial para esos seres superiores, en busca de ayuda para que la caza se diera bien, puesto que de ella dependía el futuro de toda la tribu. Los artistas conseguían pintar sobre las paredes gracias a la creación de un pigmento especial, a base de plantas, hojas secas, sangre y restos de animales en muchas ocasiones. El pigmento no se colocaba simplemente sobre la pared como haríamos hoy en día, con alguna especie de pincel rudimentario, sino que literalmente se esculpía con la pintura en la roca, para que el resultado fuera mucho más duradero. Esto también da una idea del desarrollo de la inteligencia de estas personas.
Pinturas rupestres de Altamira
En 1868, el humilde tejedor Modesto Cubillas descubrió la Cueva de Altamira en las cercanías de la población cántabra de Santillana del Mar, de forma totalmente casual, al entrar su perro en ella mientras estaban cazando. Estudiada posteriormente por muchos expertos, se determinó que Altamira conformaba uno de los conjuntos pictóricos más importantes y bien conservados de toda la Prehistoria, datándose sus pinturas más antiguas en unos 33.000 años. De hecho, se han encontrado pinturas realizadas en un periodo de más de 20.000 años, lo que da a entender que esta práctica siguió siendo muy popular en épocas más cercanas. Hoy en día, la Cueva de Altamira recibe miles de visitantes cada año, fascinados por estas primeras muestras de arte en las paredes.