La historia del ser humano siempre está ligada a los grandes descubrimientos. Momentos que sin duda alguna marcan un punto de inflexión en la manera en la que entendemos el mundo. Seguramente estemos viviendo uno de ellos a principios de este siglo, marcado por el miedo al terrorismo, a los virus y a las guerras nucleares. Sin embargo, uno de los primeros grandes descubrimientos de la Humanidad llegó hace 12.000 años aproximadamente. Cuando nuestros antepasados entendieron que podían plantar semillas y cuidarlas para que germinasen, la Historia cambió para siempre. La invención de la agricultura propició el nacimiento de las primeras ciudades, y el hombre pasó de ser un cazador nómada a volverse sedentario, lo que propició posteriormente todo el desarrollo social y cultural que nos sirve de base hoy en día.
Echar la vista atrás a ese periodo en el que se da inicio a las actividades agrícolas es importante para entender cómo ha sido nuestra evolución. Dicho punto de inflexión se produjo en el periodo neolítico, en muchos lugares a la vez, de hecho, puesto que se han encontrado evidencias de marcas de almidón en piedras en África, Asia e incluso islas del Pacífico. Esto significa que el ser humano, de forma natural, llegó a la misma conclusión en lugares muy diferentes, lo que demuestra su inteligencia común o global. La agricultura lo cambió todo, porque ya no solo podían plantarse frutas y verduras para alimento, sino que también se podían guardar los excedentes para las épocas de hambruna, lo que sin duda permitió que muchas personas sobreviviesen gracias a ese sistema. Nosotros queremos ahondar un poco más en ese momento histórico, la creación de la agricultura en el Neolítico, y cómo se desarrolló en esa primera etapa.
El origen de la agricultura
Como ya hemos visto, la agricultura se inventa —o se descubre, depende de cómo lo veamos— en torno al año 10.000 a.C, en plena era neolítica, cuando el hombre ya empezaba a demostrar rasgos de inteligencia. Hasta ese momento, nuestros antepasados vivían de lo que encontraban en árboles, frutos salvajes y por supuesto, la caza. Sin embargo, al descubrir que algunos cereales, como las espigas de trigo, explotaban al madurar y lanzaban los granos al exterior, comprendieron que debía haber una forma de aprovechar todo eso. Así es como inventan las primeras herramientas para cortar las espigas y prepararlas justo antes de la maduración. Ese fue el inicio, según los estudiosos, de lo que hoy entendemos por agricultura.
Características de la agricultura del Neolítico
Los primeros asentamientos de los que se tienen constancia se encuentra siempre en torno a los ríos o a los lagos, ya que eran tierras fértiles para poder llevar a cabo los cultivos que el ser humano estaba empezando a desarrollar en aquellos tiempos. La principal característica de la agricultura en esa etapa es que era todavía muy tosca, y se iba aprendiendo en base al ensayo-error, puesto que los agricultores todavía no tenían un conocimiento completo de las plantaciones, los alimentos, etc… Lo que sí está claro es que aquel proceso de sedentarismo para plantar el alimento cambió radicalmente la forma de entender el mundo para el ser humano, que empezó también a domesticar a los animales salvajes, para criarlos y sacarles más partido que cazándolos simplemente. El sedentarismo inició la cultura y la sociedad tal y como la entendemos, al menos en su parte más primigenia.
Qué plantas alimenticias lograron cultivarse en el periodo neolítico
Se presupone que cuando nuestros antepasados llegaron a ciertos lugares, como el triángulo del Mar Rojo, el Caspio y el Mar Muerto, las plantas ya crecían de manera salvaje allí. Solo tuvieron que aprender a criarlas, a cuidarlas y a conseguir plantar muchas más en otros terrenos fértiles. Entre las plantas más habituales estaban los cereales como el trigo, la cebada, la avena o el arroz. Se plantaban las semillas en ese terreno fértil y, a base de un aprendizaje seguramente de siglos, se consiguió sacarle todo el partido a aquellos alimentos, y conseguir que esas plantaciones fueran más grandes y dieran de comer a toda la tribu, a toda la ciudad. También se plantaban hortalizas y verduras, e incluso hierbas aromáticas, puesto que ya en aquellos tiempos nuestros antepasados conocían los efectos beneficiosos que están podían tener sobre nuestra salud.
Cuál es la importancia de la agricultura y la ganadería en el neolítico
Si hablábamos al principio de la importancia de la aparición de la agricultura y poco después la ganadería no era por casualidad. Fue uno de los cambios más profundos que nuestra especie ha llevado a cabo en toda su existencia, y son ya unos cuantos milenios… La invención de la agricultura y la ganadería provocó, sobre todo, un cambio en las costumbres de los seres humanos, que hasta entonces habían sido nómadas, viajando de un lado para otro en busca de alimento y protección. Cuando pudieron obtenerla en el mismo lugar, buscaron sitios a salvo de los depredadores, con suelos fértiles para poder plantar allí todo lo que quisieran, y criar también a sus animales domesticados, de los que aprovecharían la carne, la leche, y prácticamente todo lo demás.
Al volverse sedentarios, los seres humanos pudieron desarrollar poblados fijos, que protno se vieron expandidos hasta crear las primeras ciudades. La sociedad itinerante se volvió nómada, pero seguía habiendo clases y castas, incluso diferenciadas en el tipo de casas en las que habitaban. Durante todo el periodo Neolítico, que se extiende a lo largo de varios milenios, los seres humanos fueron perfeccionando las técnicas de agricultura y ganadería para desarrollar una forma mejor de sacar más partido a esos elementos, a la vez que las sociedades se volvían más complejas. Estamos todavía dentro de la Edad de la Piedra Nueva, y el final del Neolítico llegaría con la aparición de los metales, un nuevo material que facilitaría la creación de herramientas, provocando una nueva revolución para el ser humano.